Pequeño pero matón.

Hay sabores, olores, colores... que nos recuerdan nuestra infancia sin saber muy bien porque hasta que indagas en el fondo de tu memoria para reencontrarte con ellos. Creo que de un modo o otro es lo que me pasa con las avellanas. Mi abuela vivía en el sexto piso (sin ascensor) de un antiguo pero precioso edificio en el centro de París, su cocina era diminuta, lo que no parecía presentar un problema para ella porque nunca fue amante ni de comer, ni de cocinar. No le recuerdo ningún gran vicio, si hasta ponía tan solo dos gotas de vino en su agua para tan solo colorearla. Pero en el bolsillo de su bata nunca faltaban avellanas y mi prima y yo nos peleábamos para abrazarla al fin de extraerle un puñado de ellas. Aburrida de abrazos, ya que tampoco era muy cariñosa, se acercaba a su diminuta cocina y sacaba de un cajón (me parece que el único) una bolsa entera de avellanas que soltaba en la mesa para hacernos callar.

Bizcocho de avellana

Ingredientes :

- 200 grs de avellanas molidas.
- 5 huevos.
- 130 grs. de azúcar.
- 100 grs. de mantequilla.

Molde de 20 cm.

Montar las yemas junto al azúcar, añadir la mantequilla previamente fundida y las avellanas molidas. Montar las claras a punto de nieve e incorporar a la mezcla anterior cuidadosamente. Hornear a 180ºC. unos 40 min.

Los que me leen y  los que comento sabrán que no soy amante de lo dulce pero he de reconocer mi debilidad por los frutos secos en general y ese pastelito ha ganado mi corazón o más bien mi estomago. Utilicé avellana molida comprada pero me imagino que si torras previamente tus avellanas y las mueles el sabor se incrementara. Su textura es esponjosa y húmeda, y aunque lleva una gran cantidad de huevos es apto para celiacos por su ausencia de harina. Enfin que si te gustan las avellanas, no dudes en probarlo, solo tiene una pega....ains es que es tan pequeño !!